Porque es importante leer la etiqueta de los alimentos Las etiquetas de los alimentos proporcionan información sobre el recuento de calorías, el tamaño de las porciones y el valor nutricional de los alimentos. Familiarizarse con ellos le ayudará a tomar decisiones saludables a la hora de comprar. Sobre las etiquetas de los alimentos Las etiquetas de los alimentos proporcionan información nutricional sobre los alimentos que compras. Utilice estas etiquetas para elegir alimentos más saludables. Qué hay que tener en cuenta Compruebe siempre primero el tamaño de la porción. Toda la información de la etiqueta se refiere al tamaño de la porción. Muchos envases contienen más de una ración. Por ejemplo, una ración de pasta suele ser de 56 g (2 onzas) cruda o de 0,24 l (1 taza) cocida. Consumir 2 tazas (0,48 litros) en una comida significa consumir 2 raciones. Esto supone el doble de calorías, grasas y otros nutrientes que los indicados en la etiqueta. El recuento de calorías indica el número d...
El hermano mayor daniel mella
Adelantamos El hermano mayor, de Daniel Mella, en el que el autor describe la pérdida de su hermano Alejandro en la costa uruguaya en 2014; una historia que explora el vínculo fraternal y el duelo íntimo familiar.
Daniel Mella (Montevideo, 1976) es uno de los escritores más importantes de la literatura uruguaya contemporánea. A los 21 años publicó su primera novela Pogo (1997), a la que siguieron Derretimiento (1998), Noviembre (2000) y la colección de cuentos Lava (2013; Premio Bartolomé Hidalgo, 2013). Su novela El hermano mayor (2016; Premio Bartolomé Hidalgo, 2017; II Premio Nacional de Literatura, 2018) fue publicada en Argentina, España y Reino Unido. Coordinó talleres literarios y escribió para las revistas El País Cultural y Revista Lento.
Su muerte tendrá lugar el 9 de febrero, dos días antes de mi cumpleaños. Alejandro cumplirá 31 años en la madrugada de ese día, cuya luz nunca verá y en el que nos convertiremos en tres hermanos de cuatro. Yo, el mayor de los chicos, pronto cumpliré 38 años. Esa misma mañana mi madre (64 años), sentada a mi lado y con gafas negras, me dice
-¿Por qué él, que disfrutaba tanto de la vida? ¿Por qué, pero, cuando hay otros que se quejan de todo?
Mientras mi padre (69 años) y Marcos (27 años) van a Playa Grande a examinar el cuerpo, en la veranda de la casa de mis padres atraigo a los invitados con amigos: primos, tíos, vecinos. Como nadie se queda quieto, me cuesta recordar el orden de las rondas. Mamá no estaba muy equivocada.
Tienes razón - respondo. Debería haberlo sido.
Mamá resopla, no lo decía en serio. Pero le digo que habría sido más justo así, ¿no? Pregunto quién es el pesimista aquí.
-¿Por qué todo tiene que girar siempre en torno a ti? La verdad es que no sé qué te pasa últimamente. Las cosas han ido mejor, pero últimamente no sé.
Le pregunto cuándo fue la última vez que me vio feliz. Pero feliz como Alejandro -le digo- explotando de felicidad. Cada guiso que comía era el mejor guiso que había comido en su vida, ¿recuerdas? Hizo una ola y fue la mejor ola de su vida. ¿Alguna vez me has visto plenamente feliz?
Mamá me mira durante unos segundos. No puedes ver sus ojos detrás del cristal. Sus manos se apoyan en el regazo y mueve el pie con nerviosismo.
No puedo pensar ahora mismo". - dice ella.
Porque no es fácil de recordar", le digo. '¿Pero cuándo fue la última vez que viste a Alejandro feliz? Estoy seguro de que Ale estaba feliz la última vez que lo viste. ¿Y cuando lo viste antes de eso, y cuando lo viste incluso antes de eso? ¿No era la persona más feliz que conocías?
-Sí y no. Siempre pensé que Ale tenía una tristeza en ella. La vida que llevó, sin compromiso....
¿Pero quién no lo era? ¿Quién no estuvo siempre un poco triste por dentro? Pero no me digas que Alejandro, de todos nosotros, no era el mejor preparado para la vida. ¿Quién le cubría las espaldas? ¿Recuerdas cómo era su pecho? Era un león. Estaba soleado.
-Recuerdo sus abrazos. Recuerdo que me llamaba Mamucha" - dice mi madre.
Todos recordaban sus abrazos. Alejandro abrazó a todos. Le gustaba arrastrarte a su espacio corporal. Lo hizo para presumir. Te abrazó para que pudieras sentir sus músculos. Te abrazó hasta que pudiste sentir su bulto en tus pantalones.
Cuando tenía 4 años, me arrodillé junto a la cama de mi madre, que estaba enferma de gripe, y recé por su curación. Le gusta decir que la hice sentir mejor de inmediato. Este es uno de los clásicos recuerdos que tiene de mí. Siempre me ha gustado escucharla hablar de ese momento, incluso en los momentos más difíciles.
¿Utilizó esta historia para pedirme que no dejara de rezar por ella? Nunca supe cómo ayudarla. Nunca me pidió ayuda. Que yo sepa, nunca ha pedido ayuda a nadie.
No le gusta el mate, pero se lo doy igual. Una vez que tiene un mate en la mano, me lo devuelve, se levanta, entra sin decir nada y cierra la ventana corrediza.